viernes, julio 14, 2006

El bien que me hizo el Cardenal Suquía

Ha fallecido el Cardenal Suquía.
Cuando tenía 15 años, acudí con mi padre a una vigilia de la Inmaculada en Madrid. Presidía esa vigilia el Cardenal Ángel Suquía. Lo que más me impresionó de esa vigilia fue algo que dijo en la homilia. Era la época en la que al gobierno le complacía cambiar el descanso laboral en ciertas fiestas religiosas -san José, la Inmaculada- con lo que se exacerbaban los ánimos de algunos creyentes más de lo recomendable. No me acuerdo exactamente el contexto, pero creo que cerca de la Iglesia se habían dicho cosas antes de la vigilia contra el entonces presidente Felipe González. El cardenal, en un claro tono exhortativo, nos recordó que los cristianos odiamos el pecado, pero bajo ningún concepto podemos odiar al pecador. Eso iría contra los cimientos mismos del evangelio.
Yo por aquel entonces estaba pasando una situación muy delicada. Mi madre había decidido separarse de mi padre, y yo no lo podía asumir. Sus palabras fueron un bálsamo en mi confusión, y me mostraron una senda recta por la cual proceder.
Hizo cosas muy importantes por la Iglesia en Madrid. Levantó el seminario y dejó atrás la esterilidad de un posconcilio adulterado. Por todas estas y otras tantas cosas, que Jesucristo sumo y eterno sacerdote te lo premie. Y por mi parte, le pido que te agradezca lo que yo nunca en persona pude hacer.
¡Gracias don Ángel, y que sigas ejerciendo tu paternidad desde el cielo!

martes, julio 11, 2006

Con el Papa

He podido estar al final en Valencia el sábado, gracias a un buen amigo que se preocupó por mi y me llamó el miércoles antes de la llegada del Papa para ofrecerse a gestionarme una acreditación para la catedral el sábado por la mañana. Gracias a ello pude hacer una escapada que me ha permitido estar con él y poder a la vez atender a mis parroquias el domingo.
La verdad es que todos estos eventos me ayudan a vivir la dimensión universal de la Iglesia, y en esto destacaría dos puntos.
El primero es el hecho de ver tanta gente congregada para un mismo fin, que es el de alabar a Dios por el inmenso don de la familia. Pude identificar gente de Italia, Ecuador, Corea, Nigeria, Alemania... una auténtica fraternidad. Además con aliciente: todos en familia. Esto era distinto a las Jornadas mundiales de la juventud, otro ritmo. Me atrevería a decir que la alegria que se palpaba era más serena, más profunda. No en balde los padres de familia han pasado por diversas experiencias, y han madurado más en su fe en esa entrega mutua de cada día. Me encantó verles con sus hijos, con un ritmo tranquilo. Muy bien.
El segundo punto que destacaría de esta universalidad de la Iglesia es la actitud y las palabras del Papa. Confieso que la situación actual en España respecto de la familia es algo que todos tenemos muy presente, y esto nos conduce a bajar la guardia respecto de la caridad y de los juicios duros -al menos a mí me pasa- y hablar de una manera poco acorde con el evangelio. El testimonio del Papa en este sentido me ha impresionado. Que bien ha hablado de la familia, y sin convertirlo en un objeto de confrontación directa con nuestros gobernantes. La verdad en la caridad. Por si había álguien en la duda, un argumento más del peligro de la iglesias nacionales. Ha sido un golpe de aire fresco que ha venido desde fuera para reafirmarnos en la verdad pero desde el amor. Su actitud ante la vicepresidenta es algo de lo que tomo nota.

miércoles, julio 05, 2006

España y la Santa Sede

He estado releyendo el discurso del nuevo embajador de España ante la Santa Sede, el Excmo. Sr. D. Francisco Vázquez, ex-alcalde de La Coruña, toda una institución en el Partido Socialista, donde no ha ocultado su condición de creyente, y donde ha roto la disciplina de su partido en todo lo que supone la defensa de la vida de los niños no nacidos a la hora de votar en el congreso de los diputados.
Es un buen discurso, pero por desgracia parece expresar más los afectos personales de este buen hombre que las disposiciones reales de nuestro gobierno irracionalmente laicista.
Comienza hablando sobre la embajada de España ante la Santa Sede, la más antigua del mundo de sede permanente. De ella dice que es un fiel reflejo del vínculo constante con la Iglesia Católica del pueblo español, cuya historia, cuya cultura y cuyas costumbres no pueden entenderse sin reconocer la fe mayoritaria de sus habitantes. Es desde luego una verdad como un castillo de grande, y desde luego algo que sería de sentido común que se tuviese en cuenta, pero lamentablemente eso no es así. No se trata solo de las actitudes del actual gobierno de España en todas las materias en las que ha ido en contra de esa historia, cultura y costumbres mencionadas; sino tambien de las iniciativas a nivel europeo, donde en el proyecto de Constitución para Europa se rechazo explícitamente cualquier mención al lugar del cristianismo en la configuración de Europa y sus valores.
Continua diciendo: Desde la fe, Santo Padre, pido a Dios que me ayude en mi tarea de representar a todos los españoles con lealtad al Gobierno que me nombra y a la vez poder servir de puente que transmita las opiniones y preocupaciones de la Santa Sede, contribuyendo así al acercamiento y entendimiento con las posturas de la Iglesia Católica Española. Pues no es poca cosa lo que tiene por delante. En la situción actual no se puede poner una vela a Dios y otra a su ausencia absoluta patrocinada por el laicismo beligerante. No veo nada, absolutamente nada fácil su labor, más que nada porque se trata de reconciliar una tesis (libertad religiosa como libertad fundamental en la sociedad) con su antítesis (la fe en tu casa y sin hacer ruído), y de momento, aparte de ilógico, no veo en nuestro embajador la habilidad de Hegel para sacarse síntesis de la manga.
Inmediatamente a continuación dice que su nombramiento conlleva una clara voluntad de diálogo por parte del Gobierno de España. Nada mas leer eso no he podido menos que temblar. ¿Diálogo? Cuando esa palabra se usa en ese gobierno no significa sino que yo te digo a ti con cursilerías lo que tú tienes que hacer, y si tú te quejas es que no quieres dialogar. Llevamos ya demasiado de eso.
Despues me he encontrado con una frase digna de formar parte de "Alicia a través del espejo": La “Alianza de Civilizaciones” propuesta en Naciones Unidas por el Presidente del Gobierno de España, es una vía coincidente con las preocupaciones ecuménicas de la Iglesia Católica. ¿Como es posible que no me haya enterado? El proceso ecuménico comenzado por la Iglesia en el Concilio Vaticano II es la fuente de inspiración de la "Alianza de Civilizaciones". Y yo que pensaba que era más bien una reunión para celebrar las fiestas de no-cumpleaños. Esto me va a dar desde luego mucho que pensar...
Don Francisco continúa diciendo que el pueblo español y su Gobierno escuchan siempre con gran atención la voz de Vuestra Santidad cuando expresa sus preocupaciones y temores por la evolución de una sociedad impregnada de un relativismo moral que las más de las veces concede a los valores materiales una preeminencia que inevitablemente termina conduciendo a la ausencia de una ética colectiva. Esto tendría que ser lo normal, al menos al ser el líder religioso de un porcentaje no desdeñable de la población española. Pero no es así. La clase política española, salvo alguna honrosa excepción, no escucha la voz de su santidad, solo sabe decir sandeces sobre la Inquisición, y son los promotores reales del relativismo moral. Son ellos los que prometieron que a España no la iba a reconocer ni la madre que la trajo al mundo tras su labor legislativa; y ese plan incluía desde luego el desmontar cualquier referente ético en la sociedad, particularmente si era católico.
Como yo supongo que nuestro embajador es un hombre de sentido común, no puede sino afirmar la doctrina constitucional sobre la libertad religiosa: La España actual, Santidad, es un Estado constitucionalmente laico, pero no laicista, que reconoce en su propia Constitución, artículo dieciséis, apartado tercero, el carácter excepcional de sus relaciones con la Iglesia Católica, enmarcadas en los vigentes Acuerdos con la Santa Sede. La laicidad del estado, entendida como la afirmación de la incompetencia del estado para inmiscuirse en los asuntos religiosos es deseable, y eso es lo que afirma la Constitución Española, así como los distintos tratados internacionales suscritos por el Estado Español en relación con los derechos humanos y los derechos fundamentales, entre ellos el de libertad religiosa. Sin embargo el estado se comporta tomando partido. En vez de garantizar los derechos de todos, tanto de creyentes como los de los no creyentes, privilegia los de los no creyentes. A la Iglesia en España no le hace falta que le recuerden la Constitución; es más bien al gobierno a quien hay que recordársela.
Tras leer el discurso no puedo sino desear a D. Francisco que lo pase lo menos mal posible en el puesto donde ha sido destinado. Puede que si lo logre le sea concedida la jefatura de la misión pro-alianza de civilizaciones.

martes, julio 04, 2006

Comunicación

La capacidad de comunicación que tenemos los hombres es admirable. Es increible ver como elaboramos conceptos abstractos, en distintas lenguas y en distintos sistemas culturales, y como a pesar de los matices propios de cada una de ellas, elaboramos conceptos similares.
La capacidad de comunicarnos es todo un tesoro que nunca debemos de perder, que hay que mimar y trabajar. Nos enseña a tratar al otro, a apreciarlo. La comunicación nos desvela el ser íntimo cuando llega a ser profunda.
Todo lo grande en el hombre se construye desde la comunicación. El hombre concebido como ente aislado es una absoluta entelequia. Incluso desde el punto de vista de la teología esto es muy claro. Nuestro ser es comunicación de Dios, entramos en diálogo con él desde las estructuras más sencillas, como es la contemplación de la belleza, hasta las más sublimes, como es el saboreo de Él en la meditación y en la mística. Incluso para ello es necesario la comunicación con el otro, que en el camino común llega a ser percibido como hermano. Nunca es más verdadero decir en esto que es más lo que nos une de cualquier ser humano que lo que nos separa. La alabanza es comunicación con Dios, y cuántas veces lo es en union con los otros. Evangelizar es comunicarse, porque es un acto de amor, un trato con el otro movido desde el aprecio.
Comunicarse es tan importante. Es fundamental. Por eso quiero pediros mis disculpas más sinceras por haber abierto un camino de comunicación y haberlo sin embargo dejado suspendido tanto tiempo.
Este blog no es un divertimento. Es comunicación. Es una tarea fundamental. Os aprecio mucho, y aquí estoy de nuevo para tratar, como dirían los clásicos, alma a alma las cosas que nos importan. Ya sea porque a mí me importan, y eso estimula vuestro cariño y respeto; ya sea porque a vosotros os importan, y son la puerta que dejais entreabierta a vuestra intimidad. Gracias.